No Control, el disco que consagró a Bad Religion como una de las bandas más influyentes del punk rock, cumple 35 años. En esta crónica, repasamos la historia y el legado de este álbum que marcó un antes y un después en la escena musical de los años 80.
No Control se publicó el 2 de noviembre de 1988, bajo el sello Epitaph Records, fundado por el guitarrista de la banda, Brett Gurewitz. El disco fue el cuarto de estudio de Bad Religion, y el primero en contar con la formación clásica que los acompañaría durante más de una década: Greg Graffin (voz), Brett Gurewitz (guitarra), Greg Hetson (guitarra), Jay Bentley (bajo) y Pete Finestone (batería).
El álbum se gestó en un momento de crisis personal y profesional para la banda, que había sufrido varios cambios de integrantes y una mala recepción de su anterior trabajo, Into the Unknown (1983), que los alejó del sonido punk que los caracterizaba. Además, Gurewitz tenía problemas con las drogas y el alcohol, y Graffin estaba estudiando biología en la Universidad de California.
Sin embargo, estos obstáculos no impidieron que Bad Religion volviera a sus raíces y grabara un disco que se convertiría en un clásico del género. No Control contiene 15 canciones que duran menos de media hora, pero que condensan toda la energía, la rabia y la inteligencia de la banda. Con letras que abordan temas como la religión, la política, la sociedad, la ciencia y la filosofía, y con melodías rápidas, pegadizas y armónicas, No Control demostró que el punk podía ser más que un simple grito de protesta.
El disco tuvo una gran acogida tanto por parte de la crítica como del público, y se convirtió en uno de los más vendidos de Epitaph Records. Además, influyó en muchas otras bandas del punk rock que surgieron en los años 90, como NOFX, Pennywise, The Offspring o Green Day. No Control es considerado hoy en día como uno de los mejores discos de Bad Religion y del punk rock en general, y sigue siendo un referente para las nuevas generaciones de músicos y fans.
No Control es un disco que no pierde vigencia ni frescura con el paso del tiempo. Es un disco que nos invita a pensar, a cuestionar y a rebelarnos contra lo establecido. Es un disco que nos recuerda que el punk no está muerto, sino más vivo que nunca.
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