jueves, 7 de septiembre de 2023

MERCYFUL FATE - DON'T BREAK THE OATH

 


Don’t Break The Oath es el segundo álbum de estudio de la banda danesa de heavy metal Mercyful Fate, lanzado un día como hoy en 1984. Es considerado uno de los discos más influyentes del género, tanto por su música como por su temática satánica. El álbum muestra la evolución de la banda desde su debut Melissa, con un sonido más elaborado, complejo y oscuro.

 

El disco se compone de nueve canciones, que abarcan desde el speed metal hasta el doom metal, pasando por el thrash metal y el power metal. La voz de King Diamond es uno de los elementos más característicos del álbum, con sus agudos desgarradores y sus cambios de registro. El guitarrista Hank Shermann demuestra su virtuosismo y creatividad, con riffs potentes y solos melódicos. El otro guitarrista, Michael Denner, aporta un toque más clásico y armonioso. La sección rítmica, formada por el bajista Timi Hansen y el baterista Kim Ruzz, sostiene el peso de las canciones con solvencia y precisión.

 

Las letras del álbum giran en torno al satanismo, la magia negra y el ocultismo, con referencias a personajes como Aleister Crowley o Anton LaVey. El título del disco hace alusión al pacto que King Diamond hizo con el diablo, según él mismo declaró. El cantante afirmó que este sería su último álbum dedicado al satanismo, ya que si rompía el juramento, perdería su alma. Sin embargo, en sus posteriores trabajos en solitario y con Mercyful Fate, siguió explorando esta temática.

  

El disco se abre con A Dangerous Meeting, una canción que narra el encuentro de un grupo de amigos que invocan a un demonio en una casa abandonada. El tema tiene un riff pegadizo y un estribillo memorable, además de un solo de guitarra que muestra la habilidad de Hank Shermann y Michael Denner. La canción fue regrabada por King Diamond en su álbum The Spider's Lullabye.

 

La segunda canción es Nightmare, que habla de las pesadillas que atormentan al protagonista, que se siente perseguido por fuerzas malignas. La canción tiene un ritmo acelerado y una melodía que crea una sensación de angustia. El solo de guitarra es uno de los más rápidos y técnicos del álbum.

 

La tercera canción es Desecration of Souls, que cuenta la historia de una pareja que practica rituales satánicos en un cementerio. La canción tiene un riff pesado y una estructura compleja, con varios cambios de tempo y partes instrumentales. El estribillo es uno de los más pegadizos del disco, con la voz de King Diamond cantando "Don't break the oath".

 

La cuarta canción es Night of the Unborn, que trata sobre el nacimiento de un niño poseído por el diablo. La canción tiene un inicio lento y atmosférico, con una introducción de teclado y una voz susurrante. Luego se acelera y se vuelve más agresiva, con un riff thrashy y un solo frenético.

 

La quinta canción es The Oath, que es la más larga y épica del álbum. Es una canción conceptual que narra el pacto que hace el protagonista con Satanás, renunciando a su alma a cambio de poder. La canción tiene varias partes diferenciadas, que van desde pasajes acústicos hasta secciones rápidas y pesadas. La letra es una invocación al diablo, con frases en latín y referencias a la Biblia.

 

La sexta canción es Gypsy, que es la más comercial y accesible del álbum. Es una canción que habla sobre una gitana que lee el futuro y advierte al protagonista sobre su destino fatal. La canción tiene un riff rockero y un estribillo melódico, además de un solo melódico.

 

La séptima canción es Welcome Princess of Hell, que cuenta la historia de una mujer que seduce al protagonista y lo lleva al infierno. La canción tiene un riff sencillo pero efectivo, y un estribillo repetitivo pero pegadizo. El solo de guitarra es uno de los más cortos pero intensos del álbum.

 

La octava canción es To One Far Away, que es una breve pieza instrumental que sirve como introducción a la última canción. Es una melodía acústica con un toque melancólico y misterioso.

 

La novena y última canción es Come to the Sabbath, que es la más compleja y progresiva del álbum. Es una canción que describe el ritual satánico al que asiste el protagonista, donde se encuentra con el diablo y sus seguidores. La canción tiene varios cambios de ritmo y tonalidad, con partes lentas y rápidas, acústicas y eléctricas. El solo de guitarra es uno de los más largos y elaborados del álbum.

 

Don’t  break the oath es un álbum imprescindible para los amantes del heavy metal, especialmente del subgénero conocido como black metal. Su influencia se puede apreciar en bandas como Slayer, Metallica, Megadeth, Venom, Bathory o Mayhem. Su calidad musical y su atmósfera siniestra lo convierten en una obra maestra del metal.


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