Reign in Blood es el tercer álbum de estudio de la banda estadounidense de thrash metal Slayer, lanzado el 7 de octubre de 1986 por Def Jam Recordings. Considerado como uno de los discos más influyentes e importantes del género, Reign in Blood es una obra maestra de velocidad, agresividad y técnica que marcó un antes y un después en la historia del metal.
El álbum consta de diez canciones que suman poco más de 28 minutos de duración, pero que son suficientes para desplegar un arsenal de riffs demoledores, solos frenéticos, baterías implacables y voces desgarradoras. Las letras abordan temas como el satanismo, el nazismo, el asesinato y la violencia, con una crudeza y una ironía que no dejan indiferente a nadie.
Reign in Blood fue producido por Rick Rubin, quien supo captar la esencia y la potencia de Slayer, dándole al álbum un sonido claro y contundente, sin perder la crudeza y la oscuridad que caracterizan a la banda. El resultado es un disco que suena como una apisonadora, sin concesiones ni respiros, que atrapa al oyente desde el primer segundo hasta el último.
El álbum fue aclamado por la crítica y el público, y se convirtió en un éxito comercial, vendiendo más de un millón de copias solo en Estados Unidos. Reign in Blood es considerado como uno de los mejores discos de metal de todos los tiempos, y ha sido citado como una influencia por numerosas bandas de diferentes subgéneros, desde el death metal hasta el black metal.
Reign in Blood es un disco imprescindible para cualquier amante del metal extremo, que no puede dejar de escuchar clásicos como "Angel of Death", "Raining Blood", "Postmortem" o "Necrophobic". Slayer demostró con este álbum que eran los reyes indiscutibles del thrash metal, y que nadie podía igualar su nivel de intensidad, brutalidad y perfección.
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