lunes, 11 de septiembre de 2023

SLAYER - GOD HATES US ALL


 

Slayer es una de las bandas más influyentes y respetadas del thrash metal, y su noveno álbum de estudio, God Hates Us All, es una muestra de su poderío y agresividad. Lanzado el 11 de septiembre de 2001, el mismo día de los atentados terroristas en Estados Unidos, el disco causó polémica por su título, su portada y sus letras, que abordan temas como el odio, la violencia, la religión y la muerte.


El álbum fue producido por Matt Hyde, quien logró capturar el sonido crudo y visceral de Slayer, con guitarras afiladas, batería demoledora y voces desgarradoras. La banda compuso 13 canciones que combinan la velocidad y la técnica del thrash con la oscuridad y la atmósfera del death metal. El resultado es un disco brutal, intenso y sin concesiones, que no deja indiferente a nadie.


El disco abre con Darkness of Christ, una breve introducción con una voz que recita un discurso apocalíptico sobre el fin del mundo y la ira de Dios. A continuación, suena Disciple, el primer sencillo del álbum, que empieza con un riff pesado y un grito de Tom Araya: "God hates us all!". La canción es un himno anticristiano que cuestiona la fe y la existencia de Dios. El estribillo es contundente: "God hates us all / God hates us all / You know it's true / God hates this place / You know it's true / He hates this race".


El disco sigue con God Send Death, una canción inspirada en la película Henry: Portrait of a Serial Killer, que narra las atrocidades de un asesino en serie. La música es rápida y frenética, con cambios de ritmo y solos de guitarra. Bloodline es otra canción destacada, que fue incluida en la banda sonora de la película Drácula 2000. La letra habla sobre la maldición de los vampiros y su sed de sangre. La música es más melódica y accesible que el resto del álbum, pero no menos potente.


Otras canciones que sobresalen son War Zone, una declaración de guerra contra el mundo; Threshold, una oda a la rabia y la locura; Exile, una venganza contra un antiguo amigo; Seven Faces, una reflexión sobre las distintas personalidades del ser humano; Payback, una canción cargada de rencor y violencia; y Here Comes the Pain, una descripción de las torturas que sufre una víctima.


El disco se cierra con Addict, una canción que habla sobre la adicción a las drogas y al sexo. La música es lenta y pesada, con un riff hipnótico y una voz susurrante. El final es abrupto e inquietante, con un sonido distorsionado que se desvanece.


God Hates Us All es un disco que no deja lugar a la duda: Slayer sigue siendo una de las bandas más extremas y contundentes del metal. Su música es una descarga de adrenalina y furia, que no busca complacer a nadie sino expresar su visión del mundo. Un disco que no es apto para los débiles de corazón ni para los sensibles de oído.


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