The Doors: el debut que revolucionó el rock
En 1967, el mundo del rock estaba en plena efervescencia. Los Beatles habían lanzado Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, Jimi Hendrix había deslumbrado con Are You Experienced y Pink Floyd había debutado con The Piper at the Gates of Dawn. Pero ninguno de estos discos tuvo el impacto y la influencia que tuvo el primer álbum de The Doors, la banda liderada por el carismático y enigmático Jim Morrison.
The Doors fue un disco que rompió las reglas y los moldes del rock de la época. Fue una obra maestra de poesía, psicodelia, blues y jazz, que combinó la voz profunda y sensual de Morrison con el órgano hipnótico de Ray Manzarek, la guitarra versátil de Robby Krieger y la batería precisa y dinámica de John Densmore. Fue un disco que exploró temas como el sexo, la muerte, la rebeldía, la locura y la espiritualidad, con una intensidad y una originalidad que pocos han igualado.
El disco se inicia con Break on Through (To the Other Side), una canción que invita a traspasar los límites de la percepción y la realidad, con un ritmo frenético y un riff pegadizo. Le sigue Soul Kitchen, un homenaje al local donde solían ensayar los Doors, con una atmósfera cálida y envolvente. La tercera canción es The Crystal Ship, una balada melancólica y delicada, que evoca una despedida amorosa o un viaje alucinógeno. La cuarta es Twentieth Century Fox, un retrato irónico y mordaz de una mujer moderna y superficial.
La quinta canción es Alabama Song (Whisky Bar), una versión de una canción de Bertolt Brecht y Kurt Weill, que los Doors transformaron en un himno bohemio y decadente, con un toque de humor negro. La sexta es Light My Fire, el gran éxito del disco y uno de los clásicos del rock de todos los tiempos. Es una canción que combina el romanticismo con el erotismo, con una letra sencilla pero efectiva, y un solo de órgano memorable. La séptima es Back Door Man, una versión de un blues de Willie Dixon, que los Doors interpretaron con una fuerza y una pasión desbordantes.
La octava canción es I Looked at You, una canción pop con un aire inocente y optimista, que contrasta con el resto del disco. La novena es End of the Night, una canción inspirada en un poema de Arthur Rimbaud, que crea una atmósfera oscura y misteriosa, con una voz susurrante y un órgano siniestro. La décima es Take It as It Comes, una canción que aconseja vivir el momento y no preocuparse por el futuro, con un ritmo acelerado y un estribillo contagioso.
La última canción es The End, la obra cumbre del disco y de la carrera de los Doors. Es una canción épica y apocalíptica, que dura más de 11 minutos y que narra el viaje iniciático de Morrison hacia su propio subconsciente. Es una canción que mezcla elementos autobiográficos, mitológicos, filosóficos y literarios, con referencias a Edipo, Buda, Nietzsche y Huxley. Es una canción que alcanza su clímax con el famoso grito de "Father, I want to kill you / Mother, I want to fuck you", que escandalizó a muchos oyentes y que simboliza la ruptura con el orden establecido.
The Doors fue un disco que marcó un antes y un después en la historia del rock. Fue un disco que abrió las puertas a nuevas formas de expresión musical y lírica. Fue un disco que reflejó el espíritu rebelde e inconformista de una generación. Fue un disco que consagró a los Doors como una de las bandas más importantes e influyentes de todos los tiempos.
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